14 de marzo de 2012
LA RANA Y EL VIEJO
Iba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz.
Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita, quien le dice:
- Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los
placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis
encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser
quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso
temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.
El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la
cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:
- ¡¿Qué?!. ¡¿No me vas a besar?!
- ¡No! -respondió el viejecito-. A mi edad es más divertido tener una
rana que habla, que una maniática sexual...