Las doce uvas es una tradición de origen español y extendida a
otros países hispanoamericanos como México, Venezuela, Argentina, Ecuador,
Perú, Chile, Colombia etc. Consiste en comerse 12 uvas, una por cada campanada
a las 12 de la noche del 31 de diciembre (Nochevieja).
El lugar tradicional de las 12 campanadas en España es la Puerta
del Sol (Madrid), donde se encuentra el conocido reloj de la Casa de Correos
(Véase: Historia de la Puerta del Sol).
Generalmente su origen se remonta entre finales del siglo XIX y
principios del siglo XX siendo la teoría más extendida la que sitúa su origen
en un excedente de uva por parte de agricultores de Alicante y Murcia
El 2 de enero de 1884 "El siglo futuro" incluye un
artículo del día anterior de El imparcial titulado "las uvas
bienhechoras" en las que se habla de la costumbre "importada de
Francia, pero ha adquirido entre nosotros carta de naturaleza".
En 1894 en El Correo Militar: "La imperecedera costumbre de
comer las uvas al oir sonar la primera campanada de las doce, tenía reunidas en
fraternal coloquio á infinidad de familias, y todos á coro gritaron: ¡Un año
más!"
La primera referencia escrita sobre las doce uvas aparece en la
Nochevieja de 1895, en esta fecha fue el Presidente del Consejo de Ministros
quien despidió el año 1895 con uvas y champán.
El origen de la tradición de comer las uvas tiene un precedente:
un bando municipal del alcalde de Madrid, José Abascal y Carredano, de
diciembre de 1882, por el que se imponía una cuota de 1 duro (cinco pesetas) a
todos los que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos.
Esta tradición servía para ridiculizar a algunos forasteros que
llegaban esos días y a quienes se les hacía creer que había que ir a buscar a
los Reyes Magos la madrugada del 5 de enero; se utilizaba, además, para beber y
hacer cuanto ruido se quisiera. Con este bando José Abascal privó a los
madrileños de la posibilidad de disfrutar de un día de fiesta en donde se
permitiese casi todo.
Esto, junto a la costumbre de las familias acomodadas de tomar
uvas y champán en la cena de Nochevieja, provocó que un grupo de madrileños
decidieran ironizar la costumbre burguesa, acudiendo a la Puerta del Sol a
tomar las uvas al son de las campanadas. Estos son los antecedentes que dieron
lugar a esta costumbre.
El inicio de esta tradición española no comienza en 1909, como
se cree, sino, al menos, en diciembre de 1896 en la Puerta del Sol madrileña.
La prensa madrileña ya comentaba en enero de 1897: "Es
costumbre madrileña comer doce uvas al dar las doce horas en el reloj que
separa el año saliente del entrante". Al año siguiente la prensa animaba a esta tradición con un artículo
titulado "Las Uvas milagrosas".
La Puerta del Sol en Nochevieja durante las doce campanadas.
La tradición marca tomar las doce uvas a los pies del reloj de
la Puerta del Sol, pero esta tradición provocó tanto interés que ya en 1903 las
uvas también se comían en Tenerife y poco a poco se fue ampliando al resto de
España, aunque la tradición marca que deben tomarse en la Puerta del Sol.
La prensa de 19077 se queja de que esta tradición, supuestamente
importada por los aristócratas de Francia o Alemania, se haya arraigado tanto
en la sociedad y la clase más baja la haya adoptado cuando en sus primeros años
se burlaba de esto.
Esta tradición ya se conoce en toda España en 1903, aunque no
será hasta años después que se extienda a todo el territorio nacional.
Aunque queda claro que la tradición, documentada desde diciembre
de 1897, algunos la retraen a 1880, pero sentando en diciembre de 1896, el
inicio cierto de la tradición de comer doce uvas al compás de las doce
campanadas del reloj de la Puerta del Sol.
En 1909, agricultores levantinos de Murcia y Alicante,
encontrándose en ese año con excedente de uva y con objeto de sacar al mercado
la producción, lograron popularizar la costumbre y darle el impulso definitivo
que, desde entonces, acabaría por convertirla en consolidada tradición.
En España se utilizan uvas frescas, siendo la variedad más
consumida la uva del Vinalopó. En otros países, como en Argentina, se comen
doce uvas pasas. Aunque el porqué de ser doce no se tiene claro si es por los
«doce meses», una uva por cada mes, o si es por las "doce
campanadas", evidentemente, una uva por cada toque de campana.
Según la tradición, se cree que el que se coma las doce uvas al
compás de las campanadas tendrá un año próspero. Ciertas casas comerciales
vieron en esta tradición una buena oportunidad y a principios de los años 2000
comenzaron a comercializar botes individuales con doce uvas, peladas y sin
pepitas.
FELIZ AÑO