La receta de jabón más antigua procede de Mesopotamia. Data del 3000 a.J.c. y describe una mezcla de una parte de aceite y cinco de potasa.
Los romanos no dispusieron de jabón hasta el siglo IV; anteriormente usaban una pasta formada por aceite de oliva y piedra pómez.
El aceite o las grasas animales; sebo, etc. mezclados con cenizas de haya producían el jabón blando, fácil de elaborar, que se usaba hasta el siglo XIX. El jabón duro era un producto industrial consistente en la mezcla de aceite vegetal con sosas extraídas de cenizas de algas calcinadas. A menudo estaba perfumado y constituía un artículo de lujo que se fabricaba en Castilla, Venecia y Marsella desde el siglo XV.