30 de junio de 2011

LA BOLSA DE AGUA CALIENTE


Un crudo día de invierno, con una tremenda helada, y un frío... que te podrías reír de Siberia, un campesino llamado EULOGIO, llegó a la única tienda del pueblo, de una pequeña comarca gallega, y le dijo al tendero:

EULOGIO: Quiero comprar una de esas bolsas de goma, a la que se le pone agua caliente dentro, para calentar la cama, y así podré tener los pies calientes.

TENDERO: Lo siento EULOGIO, pero justamente esta mañana.. he vendido la última bolsa que me quedaba.

EULOGIO: ¿Que hago yo ahora con el frío que hace por la noche?

TENDERO: No te preocupes hombre, yo te prestaré mi gato.

EULOGIO: ¿Tu gato?.

TENDERO: Mi gato es gordito, te lo colocas en los pies dentro de la cama, y verás que calorcito que te da toda la noche; El jueves volveré a tener bolsas, así que vienes a por una, y me devuelves mi gato.

EULOGIO: Gracias hombre. Te lo agradezco.

Eulogio cogió el gato y se fue a su casa.

Al día siguiente volvió Eulogio a la tienda, con la cara desfigurada por los rasguños, que le hizo el gato.

EULOGIO: Hola. Vengo a devolverte este gato. Mira como me dejó la cara.

TENDERO: Pero Eulogio, ¿Qué pasó?. Si este gato, es muy manso.

EULOGIO: ¿Manso tu gato?...... Cuando lo cogí, y le puse el embudo en el culo, no me hizo nada...

PERO CUANDO LE ECHÉ EL AGUA HIRVIENDO...

¡¡¡SE PUSO COMO LOCO!!!.