4 de diciembre de 2012

Tiempo de calabazas



 Tiempo de calabazas
Tiempo de difuntos, estamos en el momento del año en que coinciden una fiesta de origen celta llamada Samhain, o fin del verano, derivada del irlandés antiguo y la festividad cristiana de Todos los Santos, trasladada desde el 13 de mayo al 1 de noviembre en el siglo IX. La Noche de Brujas o Noche de difuntos y la celebración más actual de Halloween, en la noche del 31 de octubre, que está asociada a las calabazas vacías con velas dentro y a las lamparitas de aceite, para recordar a los familiares difuntos y señalarles el camino.

Pero la mejor forma de aprovechar y disfrutar de la calabaza, es comerla en purés, guarniciones, crujientes, fritas, cremas o dulces, hortaliza de temporada que por sus buenas cualidades debe ser incluida en nuestra dieta siempre que sea posible, incluso en los menús de los más pequeños.

La calabaza pertenece a la familia de las Cucurbitáceas como el calabacín, melón, sandía y pepino. Su origen probable es Asia, pero en la misma época aparece en lo que hoy es México, antes de los mayas y aztecas, culturas que asentaron el cultivo del maíz, calabaza, judías y pimientos. Pasó a América Central y de allí fue traída por los colonizadores españoles en el siglo XV. La calabaza forma parte de las tradiciones de muchos pueblos, usándose como adornos, moneda, instrumentos musicales, etc.

Desde el punto de vista nutricional las calabazas son alimentos ligeros, de bajo aporte calórico, con muy alto contenido en agua y potasio, lo que facilita la eliminación de líquidos del organismo, previniendo su retención y la formación de cálculos renales.

De sus cualidades nos debemos quedar principalmente con dos, su poder antioxidante y su recomendable ingestión en regímenes de adelgazamiento. El primero se debe a su contenido en carotenos, que son el componente responsable del color anaranjado de las calabazas, por lo que siempre deberemos preferir las variedades que tengan más fuerte este color. Al ingerir la pulpa de la calabaza, los distintos carotenos, como los alfa y betacarotenos y la cripoxantina, se transforman en vitamina A en nuestro organismo. También es rica en cumarinas y licopenos, potentes antioxidantes, así como en vitamina C y ácido fólico.

Como ayuda a los regímenes de adelgazamiento la calabaza tiene la ventaja de que sólo tiene 13 calorías por cada 100 gramos, con un alto contenido en agua y fibra. Solo estas tres cualidades hacen que sea un alimento prioritario en cualquier dieta para controlar la obesidad, así como los problemas de estreñimiento y prevención de problemas tumorales en el colon.

Generalmente de la calabaza solemos comer la pulpa, pero aunque parezca un sibaritismo también resulta sabroso el consumo de sus flores. Son ricas en agua, calcio y fósforo, lo que hace que sean muy recomendables durante los periodos de crecimiento y para las personas con problemas de osteoporosis. Las flores no tienen tanto contenido en vitamina C, pero sí más en ácido fólico. La preparación culinaria de la pulpa de la calabaza es conocida, pero no tanto la de sus flores, que se pueden consumir en crudo, adicionadas en las ensaladas, mezcladas en hervidos con otras verduras, puestas al vapor, con un rebozo ligero o en sopas. La única dificultad es que no se encuentran con facilidad.

Contra el colesterol
De las calabazas se aprovecha todo, desde su cáscara, como hemos visto al principio, las flores, la pulpa y también sus semillas o pipas, que en realidad fue lo primero que se utilizó de esta cucurbitácea, debido a sus propiedades medicinales. Antiguamente las pipas se utilizaban para combatir las lombrices intestinales, mejorar la retención de líquidos o los excesos de mucosidad.
Como alimento, las pipas de calabaza aportan ácidos grasos esenciales, como omega-3 y omega-6, que influyen en la disminución del colesterol, los problemas de hipotensión, inflamaciones por artritis y del sistema circulatorio. Posen cantidades elevadas de Vitamina A y E y minerales, especialmente zinc. Sin embargo, al contrario que la pulpa de calabaza, las pipas son más calóricas, pero si merece la pena que formen parte de nuestra alimentación, añadiéndolas en panes, ensaladas o bizcochos.