15 de febrero de 2012

"Dar gato por liebre"


Dar gato por liebre significa engañar a alguien al darle de mala fe un artículo o servicio de inferior calidad a la que se había convenido o por la que se había pagado.
También se utiliza cuando nuestras expectativas se ven frustradas al conseguir algo peor de lo que esperábamos o que creíamos merecer.
El origen de esta frase está en la proverbial mala fama que tenían las antiguas posadas, mesones y tabernas, de las que con frecuencia se decía que servían a sus clientes carne de gato, en lugar de conejo, cabrito o cordero como se anunciaba y por la que se pagaba.
Esta costumbre fraudulenta de "dar gato por liebre" al parecer estaba muy extendida, y son numerosas las referencias a ella en nuestra literatura del Siglo del Oro.
En las obras del genial Francisco de Quevedo, por ejemplo, aparecen con frecuencia jocosas alusiones y denuncias a lo que debía ser una práctica muy corriente, y sin duda lo bastante conocida como para que dicha expresión pasara a designar todo tipo de fraude o engaño de este género.
También por aquella época se fabricaban unos llamados "pasteles", especie de empanadas que rellenas de carne de liebre se vendían en los puestos callejeros y eran muy consumidos, especialmente por las clases populares.
Todavía más que los posaderos y mesoneros, los fabricantes de estos pasteles eran acusados de sustituir la carne de liebre por la de gato, contribuyendo así a que la frase "dar gato por liebre" haya llegado a nuestros días, ahora con un significado muy distinto al de su nacimiento.