Conjuro de arena y fuego en la mágica noche de San Juan
Más de 100.000 personas disfrutaron hasta el amanecer de la fiesta en las playas de A Coruña
A última hora de la tarde, el humo de las hogueras ya nublaba el cielo y el olor de las brasas inundó el aire de A Coruña. Poco después de que el Sol se retirase a su descanso más breve del año, la ciudad se puso en marcha para vivir la noche más intensa.
El día de ayer, el primero propiamente veraniego, llevó de la mano a los
coruñeses hacia una ensenada ardiente y llena de jolgorio.
Mucha chavalada efervescente, pero también familias enteras cautivadas por
la mezcla del fuego y el mar.
Poco antes de medianoche, partió el desfile que llevó a la Meiga Mayor y
al resto de damas hasta la falla del arenal de Riazor. A bordo de cuatro
carrozas, repartieron caramelos y saludaron a los vecinos y visitantes por un
abarrotado paseo marítimo, antes de prender fuego a la escultura de la playa.
Quema de la falla
La falla, coronada por una meiga y presidida por la figura del alcalde
Negreira, tenía pinceladas de los grandes hitos de este año en la ciudad, como
el ascenso del Deportivo o la tercera ronda. En la figura también ardieron
astillas enviadas desde diversos puntos del planeta.
Había trozos de madera que viajaron desde Nueva Zelanda.
También se quemaron los malos augurios que los coruñeses depositaron en
las urnas.
Entonces, más de 100.000 personas contemplaron las hogueras que celebraron
la ausencia más corta del Sol.
Al amanecer, el día alumbrará algo más parecido a una escena de guerra que
a una playa. Pero a nadie le preocupará, salvo a los barrenderos. La magia de
esta noche habrá merecido la pena.