29 de enero de 2011

Y si no, al tiempo. .....




Zapatero con Cándido Méndez y las portadas de El País y Püblico del 28 de enero de 2011.
PD



Gobierno y sindicatos han llegado a un acuerdo sobre la reforma de las pensiones pocas horas después de que el presidente de Davos alertara de que el paro juvenil en España es insostenible. 

840 días más de trabajo. Eso es lo que nos va a costar a cada uno de nosotros la reforma laboral que acaban de acordar Gobierno y sindicatos tras compartir pan y mantel en Moncloa. Donde esté una cena en condiciones, que se quiten las negociaciones en frías dependencias del ministerio de trabajo.

Ejecutivo y agentes sociales estarán muy satisfechos por haber llegado a un entente que fundamentalmente les beneficia a ellos: al Gobierno porque podrá sacar pecho ante Merkel la semana que viene y a los sindicatos, porque en el fondo les daba una pereza de muerte tener que convocar otro simulacro de huelga general. Lo que no pueden pretender es que los demás les felicitemos con unas palmaditas en la espalda. No creo que haya nadie se ponga a repicar como unas castañuelas ante el panorama de que va a tener que currar 6.720 horas extra para terminar cobrando un 20% menos, que es, en resumen, lo que se ha pactado.

Y si a los que ya llevamos unos años ganándonos el pan y la Nocilla a golpe de despertador la noticia nos ha sentado como nos ha sentado, imagínense lo que deben estar pensando en estos momentos los 900.000 jóvenes menores de 25 años que no tienen trabajo ni perspectivas de conseguirlo a corto plazo porque ya se ocupó Zapatero de explicarnos desde el Congreso que este es un problema estructural que es lo mismo que decir que esto no se arregla en dos tardes tontas.

Con la reforma de marras, el que pretenda cobrar la jubilación completa tendrá que empezar a cotizar desde los 26 años y no saltarse ni un solo mes durante los 38,5 años siguientes. A partir de ahora, ya pueden nuestros hijos ir diciendo adiós a masters, especialidades y oposiciones; a no ser, claro, que se dediquen a la política y consigan un acta de diputado. Ahí la cosa cambia: siete años de actividad parlamentaria, y ya se tiene derecho a cobrar el 80% de la pensión. Chollito seguro.

Sus señorías, ante el malestar que ha originado el conocimiento colectivo de esta ventajosa anomalía, han aceptado discutir en sede parlamentaria semejante privilegio que los convierte en "ciudadanos clase bussines". Como gesto de cara a la galería, se agradece tanta generosidad, pero no nos engañemos: es como pedir a un cerdo que organice la festividad de San Martín. No hay noticia de que nadie, pudiendo cobrar lo mismo trabajando menos de la tercera parte, vote a favor de pegarse un tiro en la rodilla. Dentro de dos meses, en cuanto consigan que sólo estemos pendientes de la zanahoria electoral, se olvidarán del asunto y a otra cosa mariposa. Y si no, al tiempo.